(!)

Acabas de llegar a Mi Rayada Mental.
Recuerda echar la llave al salir, no quieras que brote lo encerrado.


domingo, 4 de octubre de 2015

"La resignación es un suicidio permanente"


Si hace tres meses me hubieran preguntado sobre el escenario en el que creía encontrarme actualmente, habría afirmado estar despidiéndome de un verano fantástico cargando unos ojos llenos de miles y miles de kilómetros de viaje.

No obstante, allá por Julio mi verano no estaba escrito.

A dos semanas de empezar el Interrail ya estaba todo planeado. Vuelos. Rutas. Alojamiento. Ilusión. Ganas. ¿Qué iba a dejarme en tierra?


¿Una catástrofe climática?

¿Una invasión alienígena?

¿Una epidemia zombie?

¿Una desorbitación terrestre?

¿Nos absorbería un agujero negro?

O quizás.. ¿la península quebraría por Los Pirineos y sería arrastrada Océano Atlántico 'pabajo'?

Lo que parecía imposible resultó ser demasiado simple: Neumotórax espontáneo.
Se traducía en un mes de reposo relativo y tres meses sin coger vuelos. Punto y aparte.

Meses atrás había invertido mi tiempo diseñando esos dieciséis días; en plenos exámenes la ilusión me quitó horas de estudio. De noche soñaba con ese viaje y de día soñaba despierta. Y de repente, como en una de esas desapariciones mágicas de cine, todo se esfumó.

Cuando mis ánimos empezaron a flaquear, una frase me encontró:


"La resignación es un suicidio permanente"


[...]

Este verano me daría para mil entradas más, por lo que en ésta simplemente quiero compartir una de esas reflexiones existenciales que marcan hitos personales.

Gracias a mi desgracia he entendido que buscando lo bueno en las malas, por muy reducido que veas tu horizonte, puedes conseguir darle la vuelta a la situación y lograr que esos planes sean los mejores del mundo. Solamente necesitas desalojar de tu mochila todas las piedras pesadas y cargarla de sonrisas y nuevas ganas. Algunas veces será más fácil que en otras pero siempre debes encontrar la forma, porque ¿quién fija los baremos de cada acontecimiento? En nuestra cabeza está el chip y nuestros pies son los que marcan el paso.

Ahora, con mi verano ya pasado dejo escrito, y reescrito, que me he despedido de un verano fantástico, cargando unos ojos llenos de miles y miles de kilómetros de amistad, de amaneceres y atardeceres en cada Martes y de nuevos planes que, independientemente del día y hora, ya vendrán .

Quiero daros las gracias a vosotros, a todos aquellos que habéis formado parte de mí en este tiempo, por trasladar todos mis epicentros y romper mis esquemas a base de seísmos.



Alba