Señores y ... señores de
la Conferencia Episcopal:
No llego a entender, quizás sea por su absurdo, cómo
una organización tan excesivamente retrógrada y repugnantemente machista pueda
tener voz a día de hoy. Realmente no lo entendería en otro contexto político,
sin embargo, el gobierno antisistema de Mariano Rajoy se empeña constantemente
en ponerle delante un micrófono. ¿Y para oír qué? Son un organismo
caracterizado por crear tormenta entre las nubes, buscando a un dios que ni
ellos mismos conciben; repartiendo dogmas mientras acumulan riqueza y en su
propio país se pasa hambre. Se atreven a juzgarnos, a las mujeres ¡y de qué
manera! Como odiar es algo muy feo, a veces creo que solamente nos envidian.
Porque censuran cualquier otra explicación de la vida que no se reduzca a la
existencia de un dios, cuando la vida la creamos nosotras durante nueve meses.
Mi cuerpo es mío y de nadie más, sobre él decido YO y
no vuestros miembros viriles. Las mujeres debemos tener a nuestro alcance la
herramienta del aborto que no es más que derecho a decidir sobre nosotras
mismas. No somos hornos a merced de vuestro juicio, compraros una vida
propia y dejad de meteros en la nuestra.
Llegado el caso no todas abortaremos en masa, sin
embargo, habrá una minoría que, por diversas razones, querrán hacerlo. A ellas
hay que asegurarles que no serán marionetas de vuestra vileza y que podrán
elegir, por derecho, qué hacer.
Doy gracias al contexto en el que he nacido, por los
pelos, y me compadezco de todas aquellas mujeres que han sido castigadas por
gente de vuestra calaña.
Si encontráis a Dios id con él y aplicaos lo que tanto
defendéis "derecho a la vida"
¡Y DEJADNOS VIVIR!
Sin pecado concebido.