Aquella monótona melodía me arrancó de mis
sueños, una vez más; como cada mañana. Otro lunes, como otros tantos, ¿la
diferencia? el pie izquierdo se ha adelantado al pie derecho. Parece ser algo
tan simple como lo es el primer bostezo, pero es algo que te arrastra el resto
del día.. o eso dicen.
Mi mente en blanco me lleva a la cocina, me
prepara mi rutinario tazón de cereales chocapic, y cuando cobro la noción del
tiempo, mi reloj me recuerda que tengo tan solo cinco minutos para hacer el
resto: rebobina una película hacia delante y me hallarás ya en la calle.
El autobús a lo lejos, ¿no puedes soportar
el peso de la gravedad? ¿esos 30 segundos que llegas tarde? se fue. Aprieto
bien la mochila y echo a correr.
Durante esos últimos metros de asfixia, ya
a las puertas del instituto, me bombardean toda clase de preguntas, desde la
clase a la que tengo que ir hasta el motivo que me ha llevado a aquella
situación, ¿es el lunes?, ¿o tal vez la gravedad?, ¿quizás esos 30
segundos? Mientras tanto, el pie izquierdo se ríe de mi.