(!)

Acabas de llegar a Mi Rayada Mental.
Recuerda echar la llave al salir, no quieras que brote lo encerrado.


jueves, 31 de marzo de 2016

Días perrunos

Amiga mía,
tú, que nunca nos cuestionas
y que me esperas día a día.
Tú que tanto te obsesionas,
y que el parque ansías.
Tú, mi peluda cabezona, 
necesito tu compañía.

lunes, 28 de marzo de 2016

Sin identidad


Algún día me prometí a mí misma no dedicarte más de dos líneas, aunque supiera que ni una sola merecieras.

La primera la escribiría rápido pero con buena letra, quizás hasta me la curraría con una super cuqui tinta rosa. La segunda sería contundente aunque eterna:
"                       .                                                                             "

El punto ahonda. Clavaría la tinta, ahora negra, con un golpe seco y lo remarcaría esbozando círculos para perforar el papel, hasta que sangrara la mesa. Más tarde, justo al final del renglón, solo ella entendería que para sanar la herida le bastaría con seguir el rastro marcado por cada gota derramada. Al principio se hallaba la salida, cuando con siete años me descubrieron que no existía la magia.

Consistía meramente en escribir dos líneas, y sin embargo lo intenté tantas veces que antes de la mitad perdí la cuenta.

Inconscientemente siempre empezaba por la segunda, la impotencia que emanaba impedía que de la primera brotara algo para enmarcar en el recuerdo. Entonces, castigaba al papel haciéndolo bola. A escasos segundos de lanzarlo hasta encanastarlo, mi interior ya sentía no alcanzar sosiego.

En todos ellos quería desagradecerte cada abrazo, cada caricia, cada mirada, cada beso. Reconocerte que el guión sabías interpretarlo; desagradecerte todos los  atardeceres de película. Y cada amanecer.

Desagradecerte cada 'te quiero'. Así como  desagradecerte que correspondieras mis 'te amo' aun sabiedo que iban dirigos a otra persona. Aquélla que sólo existía en mi cabeza y que tú te autoadjudicaste.

Nadie puede darte la enhorabuena por haberme hecho más desconfiada, no te daré esa victoria; simplemente me felicito por ser más cauta tras tu derrota. Te fue en vano cargar las palabras con adornos y falacias, pues el viento siempre termina llevándoselas de un plumazo.

Por ello, por mí, me obligo a encontrar algo de provecho en todas esas incontables segundas líneas ahogadas en el fondo de mi papelera. A rellenar de lecciones de vida ese vacío que, absorto, se extendía por ambos lados.


Te desagradezco. 
A ti, fantasma sin identidad.