(!)

Acabas de llegar a Mi Rayada Mental.
Recuerda echar la llave al salir, no quieras que brote lo encerrado.


martes, 29 de mayo de 2012

La Gran Guerra de los Tiempos: la de valores.

El ser humano ha ido evolucionando. Ésto es lo que año tras año nos han ido contando en clases de historia, ¿te acuerdas? ¿O quizás preferías echarte una siesta? 
Un día la Avaricia, aprovechándose de la Ingenuidad, decidió ponerle valor a lo material, como si a un niño le dices que una piedra es muy valiosa y haces que te pague por ella. Creó un sistema; el sistema.
Se levantaron fronteras, muchas de ellas quedaron cerradas: opresión; se establecieron banderas: patriotismo, se crearon clases: desigualdad. El sistema se declaró en guerra contra la Libertad y la Igualdad, y éstas recibieron el apoyo de la Solidaridad y la Responsabilidad. Sin embargo, al bando capitalista se unió la Irresponsabilidad y la Arrogancia; ¿y la Ingenuidad? ¡Pobrecita, cómo se aprovechan de ella! 
Es la guerra, y engloba al resto; de ella han nacido otros, como el Odio, la Felicidad fugaz, el Perjuicio, la Lealtad, la Voluntad, la Envidia, la Indiferencia... la Ignorancia, la Reivindicación. Y de ellas, la esclavitud, la xenofobia, el racismo,... la hostilidad, la protesta.
Más tarde, la Ingenuidad se hizo amiga de la Ignorancia, y juntas paseaban ajenas a cuanto sucedía. Recibían constantemente la orden de Reivindicación por el bando liberal, pero el capitalismo actuaba rápido: "ellas no pueden reivindicarse, las clases son la base" y pronto les mandaba a la Alegría.
El mundo no discurre en la línea de la vida, ni siquiera es paralelo a ella. El poder ha ido bombardeando una alegría cargada de sutileza capitalista, y ésta ha ido creciendo en décadas hasta hacerse indestructible. ¿Y aquel bando liberal? Está de fondo, gritando libertad e igualdad, exigiendo un comunismo, pero es tal el poder de las clases que pronto las obvian tomándolas por locas.
La Avaricía, siempre dando guerra.






domingo, 27 de mayo de 2012

Estúpidos conflictos.

Todo empezó al tiempo,
una lucha; la mía, interna:
entre mi corazón y mi cabeza.
Ésta era pasota, creía
en su plena madurez,
y odiaba cualquier cadena
que frenara su derecho,
como ser pensante, 
de libertad.
Sin embargo, aquel,
era demasiado sentimental;
amaba, nunca odiaba.
Cuando la cabeza era privada
de su ansia de independencia,
callaba al alegre corazón
y cegaba a este dolido ser,
que escribe sin consuelo.
Entonces, el corazón, 
desconcertado se indignaba, 
y terminó echando pestes
de la tozuda pensante.
¡Qué conflicto tan tonto!
Lo es, pero hace daño, 
tanto, que termina cansando.
¿Y qué queda? 
Una cabeza que, a susurros,
aun reivindica independencia;
y un corazón que, a gritos,
castiga a otra víctima
de esta estúpida lucha.
Cabeza cabezota,
¿por qué no declaras paz,
y se lo confiesas?
¿Él ya se cansó de intentar?
Corazón, por favor, no sufras más,
porque éste no es tu final.


sábado, 26 de mayo de 2012

Una tarde, cualquiera.

Nunca me gustó tu móvil,
acapara toda atención..
¿sabes? siempre odié el reloj.
No evites mi mirada,
aun intento descifrar la tuya.
No me la sostengas,
me vacías de repente.
¿Por qué te vas?
Algún día me acostumbré
a ver contigo el amanecer.
Dos besos? suenan distantes,
la cosa es acostumbrarse.
No tengo ganas
de verte desaparecer.
Tirada en un banco cualquiera,
un mar me ahoga; me ciega.
Tal vez debería levantarme.
pero no tengo ganas ni fuerzas.
Su felicidad me alegra,
¿por qué tengo que seguir así?
Cojo el móvil, y suena.
Quiero decirte que todo está bien
ya no tienes por qué aguantarme.
Apareces, no me mires así,
quiero salir pitando de aquí,
lejos, donde nadie me encuentre.
¿Qué me pasa?
un burro por mi casa.
Vete, no me veas así; corre,
podrás ser feliz.
Un abrazo, un beso,
no me hagas ésto.
Quiero irme, sin mirar atrás,
desaparecer y echar a volar.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Sin rencores.


Así te enfrentas a los recuerdos?
Destruyéndolos.
Tan malos fueron?
Olvidándolos.
Gracias, no conocía esa faceta tuya.
O sí?
Ya lo hiciste una vez. No?
Hasta aquel que nada tenía que ver, estuvo involucrado.
Sálvese quien pueda, quién será el próximo culpable?
Ninguno, ya no será necesario, pues no pediré explicaciones.

Tranquilo, aquí seguirás vivo.
No me arrepiento de nada,
tampoco hay nada de lo que arrepentirse.
Oh sí? No, no respondas.
Ya no quiero escuchar tontas excusas,
como dos críos, que a ciegas defendían su parte.
Ya. Terminó la lucha, y qué hay?
Victoria? Derrota? No hay nada.
Es lo que tienen las guerras: vacío.

Cómo me enfrento a mis recuerdos?
Amándolos.               
Tan buenos fueron?

sábado, 12 de mayo de 2012