Un día la Avaricia, aprovechándose de la Ingenuidad, decidió ponerle valor a lo material, como si a un niño le dices que una piedra es muy valiosa y haces que te pague por ella. Creó un sistema; el sistema.
Se levantaron fronteras, muchas de ellas quedaron cerradas: opresión; se establecieron banderas: patriotismo, se crearon clases: desigualdad. El sistema se declaró en guerra contra la Libertad y la Igualdad, y éstas recibieron el apoyo de la Solidaridad y la Responsabilidad. Sin embargo, al bando capitalista se unió la Irresponsabilidad y la Arrogancia; ¿y la Ingenuidad? ¡Pobrecita, cómo se aprovechan de ella!
Es la guerra, y engloba al resto; de ella han nacido otros, como el Odio, la Felicidad fugaz, el Perjuicio, la Lealtad, la Voluntad, la Envidia, la Indiferencia... la Ignorancia, la Reivindicación. Y de ellas, la esclavitud, la xenofobia, el racismo,... la hostilidad, la protesta.
Más tarde, la Ingenuidad se hizo amiga de la Ignorancia, y juntas paseaban ajenas a cuanto sucedía. Recibían constantemente la orden de Reivindicación por el bando liberal, pero el capitalismo actuaba rápido: "ellas no pueden reivindicarse, las clases son la base" y pronto les mandaba a la Alegría.
El mundo no discurre en la línea de la vida, ni siquiera es paralelo a ella. El poder ha ido bombardeando una alegría cargada de sutileza capitalista, y ésta ha ido creciendo en décadas hasta hacerse indestructible. ¿Y aquel bando liberal? Está de fondo, gritando libertad e igualdad, exigiendo un comunismo, pero es tal el poder de las clases que pronto las obvian tomándolas por locas.
La Avaricía, siempre dando guerra.