Las
nubes han pactado con el viento hacer de ésta una tarde gris. Ahora él les
recuerda que viajan a su antojo, que tan solo son un montón de vapor, y ya
quiebra algún paraguas.
Abajo,
la multitud se lamenta: lloran por sus tronos; despiden ira y más de uno te
ofrece un insulto a cambio de tu paso.
Sin embargo, alrededor de ese montón de
escarcha ilusoria, los pájaros juegan como si de esquivar gotas se tratase;
ahora que aquellos están distraídos, éstos pueden volar tranquilos.
Son
los días como éste los que prefiero hacer de mi habitación mi refugio; de mi
mesa, mi soporte; de este trozo de papel, mi tarde; y de este perspicaz lápiz,
mi consuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario