(!)

Acabas de llegar a Mi Rayada Mental.
Recuerda echar la llave al salir, no quieras que brote lo encerrado.


lunes, 30 de enero de 2012

Microrrelato 2010


Era martes, o quizás miércoles…
Abrí los ojos casi incapaz de mantenerlos y me vi tirada en una playa, el mar me deslumbraba. Asustada me puse en pie, ¿dónde estaba? Miré a mi alrededor y pronto supe que aquel sitio no era habitado: no había edificaciones, ni desperdicios en la arena, solo vegetación. Confusa miré al cielo, me tranquilizó verlo, brillante como siempre iluminaba el lugar; lo veía distinto, sus rayos no me asustaban, y es que allí él no era un enemigo. El cielo, despejado de humos, lucía un azul intenso. Una brisa cálida golpeaba las copas de los árboles, sin violencia. Las únicas huellas en la arena eran las de las gaviotas que paseaban sin miedo. No había rastro de pobreza, ni de catástrofes; todo estaba en calma. Y es que allí no habitaba ningún ser capaz de diseñar para destruir.
Me tumbé en la arena, y el propio silencio fue la nana que me sumergió en un profundo sueño. Tal vez ni siquiera fue un martes, ni un miércoles, y quizás ni siquiera fue un día de la semana. Lo más probable es que aquel lugar sólo fuera fruto de mi imaginación.


1 comentario:

  1. Todo lo que el ser humano imagina puede hacerse realidad. Sin utopía no habríamos avanzado. Otro mundo es posible, aunque quieran hacernos creer lo contrario.

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