Sal de tu guarida triste lobo, de dientes grandes y humilde corazón. Prende una bengala y haz que alumbre este ruinoso camino, pues aun es noche. Haz que libere el odio y las desigualdades; el miedo y la corrupción.
Tú, triste lobo, no le llores a la luna; aúllales; despiértalos, pues aún duermen y se hace tarde.
Guíalos con tu bengala, muéstrales la verdad.
Vosotros, rugid con rabia, pues os roban vuestros derechos. Que os oigan, pues tenéis el poder.
¡Levantaos y ayudad al triste lobo! Derribad toda frontera, clamad justicia y no os dejéis engañar.
Así volverá el amanecer con los primeros rayos de sol y por fin el triste lobo podrá saciar su pena.
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