Sigue al viento y me hallarás anclada
a los restos de chocobollos que nos sobraron;
Husmeando en cada uno de los rincones
que se burlaron de nuestros delirios;
Preguntándole al fondo de mi armario
qué hizo con tus calcetines, y con tu pompero.
Al amanecer salgo, o cuando salgo amanece.
Entonces, de qué me sirve evadirme a los pasados,
si te encontraré en cada uno de los siguientes?
Buscándote en mí, porque al fin y al cabo
(al fin del Puente Romano y al Cabo de Gata),
fuimos y seguiremos siendo la misma persona.
Con más virtudes galácticas que defectos,
con más algas marinas que arena del desierto.
Con mas Martes ausentes, pero eternos.
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